Un réel pour le XXI sciècle
ASSOCIAÇÃO MUNDIAL DE PSICANÁLISE
IX Congresso da AMP • 14-18 abril 2014 • Paris • Palais des Congrès • www.wapol.org

Las malas palabras
Alma Pérez

"Los niños siempre dicen la verdad" porque en un abrir y cerrar de ojos desmantelan los semblantes. Como el niño que dice "el rey está desnudo".

Un niño de 5 años me cuenta que hay palabras que lo hacen reír "¿por qué mi mamá dice que son malas y que no se dicen?" Lo hacen reír, índice de un cuerpo erotizado, tanto como cuando escucha aquellas palabras que nombran las partes del cuerpo que se ocultan. Esas palabras le hacen cosquillas, anudan satisfacción.

En la clínica se verifica que el encuentro con la "no relación sexual" y, como si esto fuera poco, que "La mujer no existe", son fuentes fecundas de producción de malas palabras como intento de nombrar lo imposible, de defenderse. Instante en el cual la cosa se viste con los colores de la hostilidad.

Color que lleva el manto del torero para provocar al toro. Rojo. El mismo color del amor. El amor vira al odio, como Kant es el reverso de Sade. En el sin límite de la psicosis, las malas palabras se transforman en insultos que se vociferan contra todo y todos, incluso hacia el sujeto mismo.

Las malas palabras resuenan en el cuerpo no por lo que significan, sino por cómo son lanzadas. Se tejen entre lo imaginario y lo real. Resultan del intento desesperado de reparar con sentido esa rajadura del semblante que hace aparecer lo hostil al orden simbólico, e insoportable.

A esas palabras, al igual que lo real, se las puede representar con… Porque eso no se puede decir.

Alma Pérez
EOL, La Plata