En mi práctica psicoanalítica con niños encuentro un escenario particularmente privilegiado para el abordaje de lo real. El niño es para Freud paradigma del ser en el que se conjugan sexo, contingencia y trauma, nombres de lo real.
Freud mismo señala, en relación con las ventajas del tratamiento en la infancia, que en él "sale a luz de manera inequívoca lo esencial de la neurosis porque están ausentes las numerosas estratificaciones que se depositan luego"[1]. A partir de los desarrollos posteriores de Lacan podemos pensar que lo "esencial" sería la incidencia de lalengua y su efecto real sobre el cuerpo, a lo que se agregarían luego las elucubraciones de saber que el inconsciente teje a partir de ella.
Si todo niño adviene a la estructura en el lugar de objeto, de lo que se trata en el análisis es de pasar de esa posición en relación al goce del Otro a subjetivar algo de su propio goce singular. Mi posición como practicante es la de acompañar y orientar lo que el niño pueda ir haciendo con ese trozo de real que es para él la lalengua que ha recibido, alentando en cada caso la invención y su "saber hacer con".
Martín Cottone
Córdoba