Valeria tiene 14 años y es autista. Algunas palabras en imperativo que repite una y otra vez, y el grito-aullido ensordecedor, estridente.
"¡Lamúsica lamúsica!" Sentadas una al lado de la otra nos ocupamos en poner canciones en mi iPad. Y cada tanto el grito. Lo tomo sobre mí, lo emito atenuado incorporándolo por momentos a la melodía de la canción al tiempo que lo hago sonar algo desafinado, discordante. Noto que me mira. Comienza a bailar en la silla balanceándose rítmicamente con la canción, sin la brusquedad que anteriormente imprimía a sus movimientos. Observo que su rostro se ha dulcificado. La sesión transcurre tranquila.
Gracia Viscasillas
ELP, Zaragoza